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Tridemia: tres virus y tercer invierno

Realmente la palabra Tridemia no existe en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, pero es el nombre que las redes sociales le han asignado a la circulación simultánea de tres epidemias; técnicamente sería una sindemia. Lo que sí es que describe bastante bien el panorama actual en México dónde coexisten tres virus de transmisión aérea a la vez.


La tercera es la vencida y esperemos que así sea y que este invierno nos traiga la última ronda de COVID-19 en el marco de la pandemia. Ya hemos dicho que el nuevo coronavirus no desaparecerá y se integrará al acervo de patógenos capaces de enfermar al humano. Desde que se encontró que puede alojarse en varias especies animales, desde perros y gatos, hasta ratas y venados, pasando por vacas y leopardos, fue claro que el concepto de erradicación, como se logró en 1980 con la viruela humana, es una utopía imposible de lograr en el contexto del COVID-19.


Sin embargo la circulación del SARS-CoV-2, que es el virus que posiblemente más se ha estudiado en la historia de la humanidad, eventualmente esperemos pronto será de forma endémica, en una etapa de mayor control, causando menos presión a los sistemas de salud y con menor amenaza a la población.


Pero esta temporada de fin de 2022 sigue siendo pandémica, la tercera, y ya con casos de COVID-19 iniciando su aumentó en México con lo que sería posiblemente el inicio de la 6ª ola, esta vez causada por distintas subvariantes de ómicron lideradas por BQ.1, BQ.1.1 y sus descendientes, pero realmente siendo parte de una gran “sopa de variantes”, como lo he mencionado anteriormente. La buena noticia es que éstas siguen siendo parte del “mundo de ómicron” y que la Organización Mundial de la Salud no consideró necesario asignarle una nueva letra griega, (seguiría pi) por considerarlas subvariantes lo suficientemente similares a las iniciales de ómicron que se identificaron justamente a fines de noviembre del año pasado en Sudáfrica, hace ya un año.


Sin embargo estas nuevas subvariantes, que han sido apodadas de manera informal por los “cazadores de variantes”, quienes las van identificando, y demás aficionados en redes sociales con nombres mitológicos griegos como “perro del infierno: Cancerbero” o “el monstruo alado: Tifón”, nombres que nada tienen que ver con su comportamiento pero que sin duda han ocasionado sensacionalismo y alimentado la ya de por si enorme infodemia, muestran, gracias a sus mutaciones, mayor capacidad de contagio y de evasión de inmunidad. Es decir, pueden propagarse fácilmente entre la población y causar reinfecciones, que al reincidir van mermando el estado de salud de las personas, incluso aumentar el riesgo de tener las secuelas Long COVID. Por eso he dicho que no se trata de ir acumulando COVIDs como si fueran “estampitas del mundial”, vale la pena cuidarnos.


Lo que sí es que estas subvariantes, BQ.1 y familia, que descienden de la subvariante mayormente responsable de la 5ª ola que tuvimos en México durante el verano, de BA.5, estuvo en la mayoría de los casos secuenciados en octubre en Francia en que observamos sí un aumento de casos, pero por fortuna no un aumento proporcional de hospitalizaciones ni de muertes por COVID, por lo que asumimos que éstas subvariantes no parecen ser más severas. Lo mismo atestiguamos en Nueva York, donde ya BQ.1 y familia están comenzando a expandirse sin ocasionar estragos en las curvas de hospitalizaciones. Claro que lo que sucede allá no necesariamente puede extrapolarse, la cobertura vacunal es distinta, las características locales varían así como la robustez de los sistemas de salud, entre más variables, pero sí puede darnos noticias muy alentadoras sobre lo que nos podría venir en las próximas semanas y meses para México. Aumento de casos que no necesariamente se traducen como al inicio, en mayores hospitalizaciones y muertes por COVID, sino que el desacoplamiento de las curvas sería aún más evidente. Sin duda las vacunas aplicadas, el mejor manejo de pacientes y haber sobrevivido infecciones previas irán deteniendo la progresión desfavorable del virus en nuestra población.


¿Qué hacer? Vacunarse contra COVID-19: aplicarse los refuerzos que hemos visto que son tan importantes, y completar esquemas en el 41% de los niños entre 5-11 años que aún no han recibido su primera dosis y en el 36% de los adolescentes que no han iniciado sus esquemas. También sería ideal tener disponibilidad de antivirales como Paxlovid que disminuye el riesgo de complicaciones en personas mayores y/o con comorbilidades. Y evitar cada uno de nosotros los contagios usando cubrebocas, limitando reuniones masivas, ventilando correctamente espacios cerrados y haciéndonos prueba y aislándonos en caso de sentirnos mal.


Porque además de COVID-19, están circulando otros dos virus que a continuación voy a mencionar.


Por un lado el virus de la influenza, que durante las últimas dos temporadas no circuló debido a que las medidas contra COVID-19 lo mantuvo bastante mitigado. Pero que ahora ha regresado con mayor fuerza causando un aumento de casos superior a lo observado en las últimas 5 temporadas en México según el último informe epidemiológico de vigilancia. Un virus contra el cual hay vacunas disponibles y recomendadas especialmente para mayores de edad y niños menores de 6 años. Y similar a la vacuna contra COVID-19, ésta no evita contagios pero sí promueve una mejor progresión de la enfermedad. Así que acude a tu centro de salud por ella.


La buena noticia es que a diferencia de con COVID-19, para Influenza sí tenemos disponibles antivirales como el osetalmivir, que ayuda a resolver la infección con mayor curso y rapidez. Sin embargo en algunos casos, la influenza puede causar hospitalización e incluso la muerte, por lo que es importante tratar de evitarla con las mismas estrategias que ya nos sabemos y ya mencioné, uso de cubrebocas, limitar reuniones y ventilar espacios cerrados. Como referencia, en el periodo 2018-2019, la Influenza causó 380,000 hospitalizaciones y 28,000 muertes en Estados Unidos.


Pero además de COVID-19 e Influenza, hay otro virus más rondando entre nosotros, el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), un virus que habitualmente da a todos los niños antes de sus tres años de edad pero que debido a los encierros ha tenido menor prevalencia en esta población. Hoy, el VRS está circulando y aumentando hasta en 10 veces las hospitalizaciones pediátricas en Estados Unidos haciendo que varios Centro de Salud del país vecino hayan ya anunciado que están a su máxima capacidad. Este virus, responsable de la mayoría de los casos de bronquitis en menores de 5 años puede agravarse en bebes menores a 6 meses y en personas mayores de edad. De hecho, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) estima que anualmente en promedio en Estados Unidos el VRS causa la hospitalización de 58,000 menores de 5 años y 177,000 de mayores de 65 años que se traducen en 300 muertes en los menores y 14,000 de los mayores.


Muy relevante mencionar, que a diferencia de los otros dos virus mencionados, contra el VRS aún no se tienen vacunas autorizadas aunque posiblemente pronto tendremos algunos candidatos, ya que hay varios estudios clínicos en fases avanzadas tanto para mayores de edad como para proteger a los pequeños. E importante de mencionar que tampoco se tiene un antiviral como tratamiento específico, similar al Paxlovid o el osetalmivir, aunque sí se cuenta con un anticuerpo monoclonal para proteger a bebés de alto riesgo como aquellos que nacieron prematuros. En las demás personas una infección por VRS progresa con síntomas gripales que duran de una a dos semanas y se resuelven por sí mismas gracias a la labor de nuestro sistema inmune.


Y bueno, ya parecerá disco rayado, pero para evitar VRS habrá también que usar cubrebocas, limitar reuniones y ventilar espacios cerrados. Y parecerá imposible pero sí podría una persona tener a la vez uno, dos o los tres virus a la vez, coinfectando. Y parecerá lógico, pero no está de más aclarar que tener alguno de estos virus no evita que te de cualquiera de los otros dos.


Entonces, sí; esperemos que la tercera sea ya la vencida y que ésta época de fin de año veamos finalmente la esperada cola de la era pandémica para el COVID-19, sin embargo mientras, aunque éstas infecciones puedan ser a nivel personal -mal llamadas- “gripitas” leves, podrían sí causar algo de presión en los sistemas de salud. ¿Te acuerdas cuando hablábamos de aplanar la curva en marzo de 2020?


Por ello, si te sientes mal hazte prueba de COVID-19 y de Influenza para descartar, aíslate para no ser parte de la cadena de propagación viral y consulta a tu médico; no te automediques. A veces es difícil diferenciar cuál enfermedad es sólo con los síntomas pero generalmente con RSV no hay fatiga, dolor de cabeza ni muscular mientras que con COVID-19 es muy frecuente la fatiga y con la Influenza es habitual el intenso dolor de cabeza y muscular.


Un buen tip es que si tienes planeada una reunión familiar trates de promover una “cuasi-cuarentena” previa dónde todos traten de “cuidarse” un poco más para así disminuir su riesgo de contagio y así entre todos cuidar especialmente al familiar más vulnerable.


Sí hemos vuelto a una reconocible normalidad, pero no podemos olvidarnos de lo aprendido en estos arduos tres años. Podríamos tratar de ignorar las medidas pero estos virus siguen ahí y tus acciones sí pueden evitarte pasar un mal rato, pero además, nuestro comportamiento como comunidad, puede sí garantizarnos un invierno de mejor salud.


No olvides los tres pilares de la salud: dormir bien, hacer ejercicio, comer sano; y en este caso, prevenir.


Acotemos juntos la anunciada tridemia.




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