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¿Cómo prepararnos para el segundo invierno de pandemia?

Hemos superado las 10,000 horas de pandemia que según propuso el autor Malcolm Gladwell en su genial libro “Outliers” son las que se requieren para adquirir maestría sobre alguna habilidad. La destreza que buscamos en este caso es la de cuidarnos para sobrevivir este episodio histórico con éxito. Ya el día de hoy todos los que estamos aquí sabemos cómo se propaga el virus, cuáles son las mejores estrategias para evitarlo, tenemos herramientas como las vacunas para darnos mayor seguridad y la experiencia que más de 20 meses nos han dado para atesorar grandes aprendizajes haciendo que el manejo sea cada vez mas diestro.

Sin embargo, Esopo en su grandiosa fábula de “La cigarra y la hormiga” nos advierte la importancia de prepararnos durante los meses de verano para la ardua temporada de invierno. Y ya fuimos testigos de un invierno pandémico, doloroso y difícil, vamos por el segundo que esperamos sea mucho más leve. Pero por ello, no podemos ser como la cigarra y disfrutar del buen clima para preocuparnos “hasta después”. Debemos ser hormigas y no perder de vista el enfoque, nuestro objetivo. Pero, ¿cómo destinar nuestras energías y recursos de la mejor manera?

Importante recalcar que el escenario de este invierno es muy distinto. En el anterior no teníamos vacunas ni tampoco tantas horas de vuelo. Tampoco contábamos con una amplia proporción de personas ya inmunes al virus por haber tenido la infección o bien por haberse vacunado. Sin embargo, también hay otros factores en contra. No sabemos si la variante delta permanecerá como la dominante o tendremos alguna otra capaz de ser más contagiosa o que logre evadir la inmunidad ya adquirida. Además, según especialistas, en esta temporada invernal se espera una concomitancia con la epidemia de influenza que el año pasado fue inexistente por las medidas de prevención que manteníamos por COVID-19 pero ante las aperturas las hemos relajado. En el invierno de 2020-2021 menos del 0.2% de las muestras respiratorias eran por influenza mientras que según la Organización Mundial de la Salud en los tres años anteriores 17% generalmente lo son por influenza por lo que podríamos ver el retorno de este virus estacional posiblemente en mayores proporciones por la falta de presencia en la temporada anterior. Pero también se están ya reportando casos de virus respiratorio sincicial que también pueden complicar cuadros respiratorios y entonces saturar los sistemas hospitalarios en las temporadas de frío.

Ante este escenario que no podemos ignorar más vale tomar la actitud de la hormiga y prepararnos lo mejor posible, como personas, como comunidades y países para pasar un mejor invierno que el anterior. Lo que sí es que los sistemas de salud usarán este otoño para recargar baterías, resurtirse y planificar sus recursos hacia una posible, latente, cuarta ola.

Propongo entonces tres ejes principales con la idea de abrir esta conversación tan necesaria, ¿por dónde empezar?

1. Vacunación COVID-19

El ritmo de vacunación no debe flaquear, al contrario, es ahora cuando más debemos acelerarlo y llegar a las poblaciones aún susceptibles, a los grupos etarios que aún no hemos vacunado, y que si podríamos proteger,e incluso pensar en refuerzos para esas personas de alto riesgo por su edad, enfermedades subyacentes o actividad laboral. Importantísimo.

Ya fue claro como las vacunas contra COVID-19 son una especie de seguro de vida, es por ello que tener a la mitad de la población mexicana con al menos una vacuna no es suficiente. Requerimos más, ampliar la cobertura y no dejar regiones descubiertos ni grupos sociales desprotegidos. Incluso, eso debemos procurarlo aquí y en el resto del mundo, para evitar el surgimiento de nuevas variantes y ponerle un alto a la expansión de este virus. Esperemos ver el fin de este episodio hacia la primavera. Pero debemos hacer un esfuerzo mayor en este otoño que procure una próxima ola más sencilla, esperemos inexistente, hacia el invierno.

2. Prevención.

Cuando los hospitales se saturan es cuando menos queremos estar ahí, los servicios de salud están enfocados en la emergencia y por ello dejamos algunas revisiones anuales y seguimientos necesarios de lado. Es ahora, en este intervalo entre olas en que debemos de dar mantenimiento a nuestra salud y hacer todo eso que no es urgente pero es importantísimo. Debemos mantener nuestro cuerpo saludable con la estrategia de prevención. Dentistas, ginecólogos, urólogos, pediatras, operaciones electivas… poner vacunas que tenemos retrasadas, mamografías olvidadas, estudios habituales que hemos pausado por la pandemia. Ahora es momento de retomarlos.

3. Vacunación Influenza.

Para prevenir una sindemia, el encuentro de dos epidemias simultáneas, es importante vacunarse también de influenza ya que algunos cuadros de COVID-19 e influenza pueden confundirse entre sí, y según lo hallado en otros países incluso pueden darse a la vez y complicarse los cuadros. Así que sería ideal vacunarse contra la Influenza que según la CDC incluso se puede hacer el mismo día que la de COVID-19.

Claro que de todas maneras, nuestro arsenal de medidas protectoras como el cubrebocas, la distancia, el ventilar, el seguir vigilantes, va a continuar; todo ello que hemos aprendido en las más de 10,000 horas de pandemia es lo que nos mantiene aún vivos y aquí hoy. Pero debemos prepararnos y armarnos con estos tres elementos para llegar al invierno con mayor robustez y seguridad. Con mejor blindaje. No hay nada 100% seguro, pero en esta pandemia hemos aprendido a buscar las formas de minimizar nuestros riesgo. Todo por conservar la salud, nuestra integridad; la vida.

Feliz inicio de otoño




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