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Foto del escritorCarol Perelman

Los niños y el cambio climático

Para entendernos tenemos que establecer tres argumentos verdaderos: el primero, que el calentamiento global tiene consecuencias en el entorno; el segundo, que las condiciones ambientales afectan de forma directa la salud humana; y el tercero, que los niños son un grupo humano vulnerable.


Con estas premisas en mente, te invito a leer este texto, que a través del imaginario lúdico de los niños busca explorar la relación tan íntima entre su salud y el cambio climático. Con una mirada puesta en los riesgos, consecuencias y lo que como padres y guías podemos hacer ante la inminente crisis ambiental que los jóvenes deberán afrontar como parte de su realidad. Lo relevante, hablar del tema; pero, ¿cómo?


El globo terráqueo.

Hemos sido testigos del aumento en 1ºC de temperatura promedio desde épocas pre industriales. En tan solo la última década, ocho de los diez años que transcurrieron fueron históricamente los más calientes de los últimos tiempos. El dramático cambio en la temperatura es consecuencia del incremento en la acumulación de gases efecto invernadero que arrojamos diariamente a la atmósfera.


Estos gases, principalmente metano y dióxido de carbono, se van acumulando de tal forma que reflejan los rayos solares que durante el día calientan la Tierra, haciendo que no puedan disiparse hacia el espacio y queden atrapados dentro del planeta. El almacenamiento de esta radiación térmica hace que la temperatura en la superficie de la Tierra vaya aumentando; como cuando en un día soleado estas en el coche y no abres las ventanas.


Este calor ha sido el protagonista de las noticias recientemente, pero los científicos han venido hablando de él desde hace años. El tema es que sus efectos están siendo visibles cada vez más: con los polos derritiéndose y elevando el nivel del mar, con la biodiversidad amenazada, con huracanes, tornados y tormentas cada vez más frecuentes y más violentas, con incendios forestales voraces y olas de activistas que han decidido levantar su voz y hacer finalmente al mundo escuchar.


Los soldaditos de plomo.

Un estudio publicado en 2019 en The Lancet asegura, que la vida de cualquier niño que nace el día de hoy va a estar profundamente afectada por el cambio climático ya que deberá aprender a vivir en un mundo 4 grados men un entorno y droemperatura en nuestro planeta vaya aumentando; como cuando vas en el coche y no abres las ventanas.crear progás caliente que el promedio de la época pre industrial. Y aunque los objetivos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) es limitar el aumento de temperatura a sólo 2 grados para prevenir consecuencias devastadoras en los ecosistemas y en la vida humana, aún los compromisos no se ven reflejado en las políticas públicas de la mayoría de los países más desarrollados (especialmente en las decisiones del actual gobierno de nuestro país vecino).


Sabiendo que el 27% de la población mundial son niños, que son nuestro propósito de vida y los futuros herederos de este planeta, me parece responsable que como adultos y guías, exploremos ¿cuál es el impacto del cambio climático específicamente en ellos?¿Cómo transmitir una realidad que a nosotros mismos nos cuesta trabajo dimensionar?


Hombre cara de papa.

Según UNICEF, la salud general de los niños y adolescentes a nivel mundial ha mejorado en los últimos 20 años, sin embargo este progreso se ha frenado, y expertos creen que gracias al cambio climático, comenzará a revertirse. Los países con mejor desarrollo económico enfrentan situaciones relacionadas con la contaminación, mientras que los países más pobres tienen retos en temas de seguridad y mayor vulnerabilidad a desastres naturales. Paradójicamente, los países con peor situación para los niños son los que menos contaminan. En este sentido, Noruega, Holanda y Corea del Sur son los países con mejores niveles de bienestar infantil; Israel se encuentra en lugar 24, Estados Unidos en 39, México en el puesto 88, y los peores contextos los tienen Chad, Somalia, Nigeria y la República Central Africana con la posición 180.


El rehilete.

Pero, ¿cómo asegurar que el calentamiento global no defina la salud de un niño nacido el día de hoy? Según el Journal de la Academia Americana de Pediatría, los niños, son más vulnerables a enfermedades respiratorias ocasionadas por la contaminación del aire ya que a su temprana edad, los pulmones están aún en desarrollo, respiran con mayor frecuencia que los adultos, y pasan más tiempo en el exterior haciendo actividades físicas. Se ha demostrado que al aumentar las temperaturas no solo las partículas suspendidas y el ozono aumentan en concentración sino que también la producción de polen de las plantas haciendo que el cambio climático pueda generar problemas de pulmón crónico, de asma y de alergias en los niños. Hoy, más del 90% de la población infantil, está expuesta a concentraciones de partículas suspendidas en el aire arriba de los límites permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2016, hubieron 2.9 millones de muertes prematuras en el mundo asociadas a la contaminación.


Los cochecitos.

Aunque sí ha aumentado la generación de energías de forma más limpia, la gente en general nos hemos vuelto consumidores más conscientes y responsables y la industria, como la automotriz con los coches eléctricos, ha comenzado a ofrecer productos más sustentables; aún los gobiernos dependen de forma importante de fuentes de energía no renovables, que emiten grandes cantidades de gases efecto invernadero; como el petróleo y el carbón. Pienso que los consumidores como tu y como yo, modificando hábitos cotidianos, podemos mandar mensajes claros respecto a nuestro interés por conservar el planeta habitable para las futuras generaciones. Los comercios tendrán que leer estos comportamientos, y esperemos que eventualmente permee a las cúpulas de tomadores de decisiones. Pero se empieza en casa, con conversaciones, con actitudes y con pequeñas y grandes decisiones.


La casita.

Las generaciones más jóvenes han vivido con mayor exposición a los efectos del cambio climático que sus padres y abuelos, es por esto que evidentemente existe una brecha generacional sobre el grado de preocupación ante el tema. Distintas encuestas han coincidido en que los integrantes de la Generación Z (nacidos entre 1996-2012) consideran que el cambio climático es actualmente el tema más importante para el mundo, en menor medida lo es para los Millenials (nacidos entre 1981-1995) y con mucho menor intensidad para la Generación X (1961-1980) y los Baby Boomers (1945-1960); quizás es la razón por la cual un estudio en Gran Bretaña encontró que 1 de cada 5 jóvenes viven con “eco-ansiedad”; importante resaltar esta situación, para abordar las estrategias que expondré a modo de sugerencia más adelante.


La granja.

Estos gases efecto invernadero no solo vienen de quemar petróleo, carbón y contaminar. El ganado, especialmente los rumiantes, emiten metano, que promueve en gran medida el aumento en las temperaturas. Además, el exceso en el consumo de carne roja se asocia a enfermedades cardiovasculares, por lo que modificar la dieta hacia una alimentación menos cárnica mitiga no sólo el cambio climático sino que también mejora la salud de los niños en varios frentes. De los demás alimentos derivados de animal, el queso fermentado en mayor medida y el pollo en menor medida tienen un impacto también en el calentamiento global. De los cultivos, el de arroz y los pastizales son los menos amigables con el ambiente. Así que modificar la dieta por una alimentación más “verde”, literal; no solo mejora la salud sino también ayuda a contrarrestar el cambio climático. Si pudieras hacer solo una cosa, trata de comer menos carne de vaca; no por nada están tan de moda las sustituto de hamburguesas de Beyond Meat e Impossible Foods; ambas aumentando sus ventas de forma estrepitosa y con presencia en casi todos los países del mundo. ¡Te invitó a probarlas, especialmente si eres carnívoro!


El trompo.

Según el IPCC, el cambio climático puede ocasionar eventos de clima extremo y desastres naturales como inundaciones, incendios forestales, sequías, huracanes y tornados; todas ellas pudiendo provocar enfermedades, epidemias infecciosas, hambre, estrés postraumático, trastornos mentales y de conducta. Entre 1990 y el año 2000, 66.5 millones de niños fueron afectados por desastres naturales (sin incluir los eventos no relacionados al cambio climático como los temblores y explosiones volcánicas.) En solamente 2018 se registraron 831 desastres relacionados al calentamiento global con pérdidas económicas estimadas en $166 billones de dólares americanos.


El efecto más directo del calentamiento global es la exposición a más ondas de mayor calor, que aunque con mayor impacto en gente de la tercera edad, tienen igualmente efecto en el bienestar de los niños. El año pasado, 152 países reportaron un incremento en la cantidad de incendios forestales, los cuales tuvieron efectos directos en vías respiratorias, quemaduras por fuego y hasta la muerte. Las inundaciones, que especialmente han afectado Sudamérica y el Sureste de Asia, promueven la transmisión de enfermedades como cólera, malaria y dengue, y provocan secuelas de estrés post traumático. Por su parte, las sequías extremas avistadas recientemente en 6 regiones de la OMS, afectan el higiene, causan deshidratación, disminuyen la producción agrícola, comprometen al ganado, generan malnutrición y pueden llevar a la muerte prematura. Todos estos desastres naturales relacionados al cambio de clima, la mayoría de ellos con consecuencias en la población infantil.


El yo-yo.

Además de la salud física, también la salud mental puede afectarse por el cambio climático. Un reporte de 2018 publicado en la revista Nature, busca resaltar la importancia de considerar los efectos psíquicos del calentamiento global en las individuos y en la sociedad; y aunque sus hallazgos no se enfocan específicamente en la población infantil, vale la pena hacerlos notar. Por un lado, los autores comentan que las ondas de calor, especialmente durante las noches, tendrán efectos directos en la calidad del sueño, exacerbando trastornos mentales y teniendo consecuencias en los rendimientos laborales diurnos. Además, el cambio climático puede obligar a las familias a migrar a otras regiones, estos desplazamientos logran afectan la salud mental de los niños, ante el estrés relacionado con la necesidad del viaje y los temas de adaptación en las nuevas ubicaciones. Con el aumento de desastres naturales los especialistas vislumbran un aumento en la preocupación, ansiedad, estrés, depresión, angustia, sentimientos de pérdida, duelo y trauma ante el daño a la propiedad, el riesgo a la integridad física y a la vida.


El dominó.

No ayuda que en el año 2050 seremos 9 billones de habitantes en la Tierra, un crecimiento de 25% en solo 30 años, con una presión importante en los requerimientos de agua potable, de producción de energía y de alimentos. Incluso, parejas han expresado en un reciente reportaje del New York Times, su deseo de tener menos niños ante la crisis ambiental. Sin embargo a nivel personal, como comunidad y como sociedad, tendremos que implementar estrategias de mitigación y adaptación para no quedar en la historia de la humanidad como la generación irresponsable.


La mitigación se refiere a medidas que disminuyan la producción de gases efecto invernadero, que de ser exitosas, estas acciones impactarán positivamente la salud respiratoria, psíquica y cardiaca, disminuirán las enfermedades relacionadas a la inactividad y mejorarán la calidad de la alimentación de los individuos.


La adaptación involucra la creación de estrategias de salud pública que anticipan los efectos adversos del cambio climático para minimizarlos. Como monitorear y reportar enfermedades y epidemias, avisar con tiempo sobre climas extremos, crear programas de emergencia a desastres, cubrir a la población con medicinas y vacunas oportunamente, promover la educación en temas de salud a la población.


La alcancía.

Según un análisis de la Nueva Comisión de Economía Global y del Clima, si el mundo de los negocios tomara esta amenazante emergencia climática como una oportunidad, podría generar para 2030 más de $26 trillones de dólares americanos y 65 millones de nuevos empleos de baja huella de carbono. Algunos inversionistas y empresarios han comenzado a hacer sus negocios más verdes, factor que ha logrado aumentar sus ventas e incrementar su popularidad. Sin duda la mayor problemática en materia de salud que tendremos en el siglo 21 será combatir el cambio climático; sería innovador que el entorno económico y financiero asuma este reto como oportunidad. Con beneficios para todos. Y hacía allá vamos. Los negocios de ayer serán muy diferentes a los de mañana; los empresarios tendrán que repensar sus planes y estrategias si quieren ser exitosos.


El libro de cuentos.

Algunos padres se han cuestionado sobre cómo abordar con sus hijos el tema del calentamiento global sin crear un miedo, casi pánico y sentimiento de angustia por imaginar un escenario apocalíptico y sin solución. Es importante que los adultos alrededor de los niños sepamos cómo transmitir ésta y cualquier noticia ya que de eso depende la forma en que los niños la adoptan. Lo que no esta en tela de juicio es la necesidad de SI hablar del tema, de si tener la conversación. Es inminente y necesario.


Con nuestro discurso podemos crear en ellos preocupación, ocupación, miedo, tranquilidad, esperanza y proactividad. Todo depende de cómo abordamos los temas. El psicólogo John Fraser comentó para el New York Times, que muchos adultos, “cuando hablan con los niños, están procesando sus propias ansiedades y miedos… debemos crear mejores métodos y herramientas para hablar con los niños sin crear pánico.”


La profesora de psicología Janet K. Swim recomienda a los padres y maestros que cuando hablen sobre cambio climático con los niños deben comenzar con algo positivo; por ejemplo salir y enseñarles la naturaleza recalcando lo bonito que es el planeta, ir a un parque, hacer una excursión incluso mostrar fotos espectaculares o un documental. Así se concentrarán con las cosas buenas del medio ambiente, con la naturaleza, entendiendo que el mundo es mucho más grande que el suyo propio. Algunos pequeños que viven en la ciudad asocian la naturaleza con un árbol. Es importante darles un contexto con mayor perspectiva.


Las vías del tren.

Como segundo paso, Swim y Fraser coinciden en abordar el proceso a través del cual el cambio climático ocurre. “Para explicar esto sin asustar a los niños, los adultos deben entender cómo los gases efecto invernadero provocan el aumento en la temperatura y a su vez cómo es que este calentamiento tiene consecuencias en el planeta.” Si los adultos comprenden el mecanismo serán claros, lógicos y no amarillistas y catastróficos. Los niños son brillantes y sin duda deben entender qué provoca el cambio climático. Si no comprenden la ciencia es difícil crear en ellos sentimientos positivos.


Crayolas y colores.

Por último, es importante que los niños puedan asumir alguna acción que los haga sentirse involucrados con la solución. Pueden contribuir con programas de reciclaje en los colegios, entender la importancia del carpool, de consumir menos electricidad, de reusar bolsas. La idea es cambiar actitudes, de continuar con la conversación, de promover iniciativas individuales y comunitarias. Los padres y adultos debemos tener algunas ideas para cuando los niños nos pregunten qué pueden hacer para aminorar el cambio climático.


Se puede explicar los roles de líderes cercanos a ellos, como Greta Thunberg de 17 años, la cual esta creando una increíble ola de conciencia a su corta edad. Existen múltiples páginas de internet con iniciativas personales, familiares, locales, comunitarias, regionales o globales donde los niños se pueden sumar. Conociendo el perfil de nuestros hijos podemos idear proyectos,… incluso es más interesante escucharlos, dejar que se apropien de la problemática y que ellos mismos propongan nuevas iniciativas y soluciones.


Entre mayor la pro actividad menor es la ansiedad relacionada con el cambio climático. Cuando somos parte de la solución nos enfocamos en la esperanza, es inspirador; si no, podemos caer en el pesimismo y la frustración. Los niños deben asumir pequeñas responsabilidades que los empoderen, que den seguridad y que los haga sentir activos; involucrados. Las mejores actividades son las que ellos mismos desean perseguir, que nacen de su propia creatividad e imaginación. Apoyémoslos en la medida de lo posible. Sean grandes o pequeñas, todas suman.


Osito de Peluche.

Hagamos ciudadanos responsables, formemos niños conscientes de su entorno. Promovamos la educación cósmica, el Tikun Olam. Ignorar la situación no hará que desaparezca. Sigamos la conversación, hablemos, escuchemos.

Por un mundo mejor, que finalmente, será de ellos.

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